26.9.17

Acorde rosa

Quiero verte dando vueltas en la casa por las mañanas,
con el cariño al aire,
Con peinado de grito
Y los ojos risueños, sin maquillaje

Quiero ampayarte con medio cuerpo en la refri y a oscuras,
escoltarte a la ducha,
Besar tu cuerpo mojado,
enjuagar tus comisuras

Quiero contagiarme de tu bostezo
Y reirne contigo de eso como tontos,
Mientras vemos las misma película,
Por vigésima vez

Quiero ser tu héroe,
Si ves un insecto en el baño,
Y cuando estemos disgustados,
Quiero poder darte un beso

Quiero abrazarte por detras en la cola del súper mientras vemos otra familia feliz,
Quiero calentar tu nariz con mi mejilla en invierno,
Cargarte en un concierto,
Soportarte en tus dias
Quiero beber un buen vino de tus labios un viernes en la noche
Un martes por la tarde
Un lunes con el alba
Y sin licor da igual
El punto es besarte

Quiero peinarte con un dedo,
Mientras miro tus ojos tiernos

Quiero tanto contigo,
Quiero tomarte de la cintura
Y hacer mio tu cuerpo
un viernes en la noche
Un lunes en la mañana
Un martes por la tarde
En un cuarto de hotel,
En la casa de tus padres
En el vestidor de una tienda
En la playa in fraganti
En nuestra propia cama,
todo el tiempo que quieras.

Quiero lo que exista entre nosotros,
nacer en tus pupilas de universo cada mañana,
sentir la vida en el aroma de tu cuello
Besar tu espalda

Quiero derretir tu ceño fruncido apenas me veas
Quiero que seas la parte mas bonita
De la canción que te alegra el día
Quiero tatuarte la sonrisa.

Quiero que cuando veas el cielo 
sientas que estas en el,
Y flotes suavemente hasta caer en mi pecho,

Quiero que escuches a mi dicha susurrar,
Mi esposa,
Mi Alma.

12.1.14

Lo que ocultamos



Ahí entre los rumores de la oscuridad,
entre pretextos y temores,
a medio metro con un par de risas juguetonas que saltan la conversación,
a un segundo de avanzar con tensión y retroceder,
algo ocultas.

Ahí entre los rumores de las paredes,
entre el disimulo del enojo y la impaciencia,
a medio metro de un par de agravantes que desmayan a mis ojos,
a un segundo de retroceder con pericia lo que acabo de avanzar,
algo oculto.

Ahí, entre los rumores del silencio,
entre el Sahara y el ártico,
a medio metro de calcinar todo cincuenta metros a la redonda,
a un segundo de dejarnos de mirar por un tema de respeto,
algo ocultamos,

Que los jóvenes somos a veces realmente tontos,
que el tiempo es esas veces padecido, largo,
esas historias tiernas y el amor
bastante discreto,
pero así vamos por lo que ocultamos
a descubrir que era cierto al mostrarlo.


2.1.14

Diez




Te vi llorar en un sueño
me vi a tu lado y tan lejos
como parte del pasado
y tan vivo como tu tristeza.

No soy esa lágrima,
me atrevo a decir
ni la de mañana,
soy el fin de tu rostro
soy ese vacío,
la voz que hoy encuentras
que sabe todo y quiere callar.

Tantos secretos necesarios,
tantas pruebas de cartón
y una sola, tan filuda como el silencio
acabó con tu verdad
con mi esperanza y conmigo.

Te vi llorar en un sueño
y no me alegra saberlo,
pero no se nada de ti
y ya no tengo curiosidad.

23.12.13

LO CONFIESO


Me he robado tus historias para hacerlas mas bellas con la voz de mi pecho, 
me he robado tus besos para hacer mas dulce mi estadía antes de la partida. 

Me he robado tu vida!
para sufrir un día al devolvértela,
me he robado lo que rebosó de tu alma
y el eco de lo dulce de tu risa
me he robado tanto de ti.

Me he robado lo más grato de los bordes de tu cuerpo,
me he robado del fondo de tus ojos hasta tus misterios,
me he robado tus deseos y la última gota de amor que es posible inspirar
lo confieso,

Lo confieso como simple mortal que ama
soy solo dueño del reflejo de tu gracia
esa que puedo plasmar en un par de versos de vez en cuando
y no me basta con eso..

Porque hoy que es otro día y ya el agua es mansa
seré más sigiloso, seré sutil,
me robaré tu atención para no decirte nada
me robaré aquello que no sabes que tienes,
la cosquilla en tu cuello al verme,
lo que te gustaría vivir, el beso al fin de la mejilla.

Me robaré todo de ti menos tu nostalgia,
ahí solo pondré mi nombre,
para que vuelvas a mí cuando quieras amar
para que quedes cautiva en el recuerdo
para que veas que es verdad que solo se ama,
con todo aquello que el amor te pueda robar.

Adolfo Campos

14.12.13

Conversación


El punto es que el tiempo pasa y la gente tiene que empezar a morirse de algo. Cuando el bastón de la vida es un mondadiente maltrecho y la gravedad es tanta que se empiezan a caer las nubes, ya no hay en donde flotar, ni siquiera por las noches y llueve como todos han sentido alguna vez en la vida. Es en este punto en donde para escasas tres personas aparece una delgada linea que lo transforma todo. El hilo de la aventura, en donde subimos sabiendo poder caer y sin tomar importancia de llegar al final ya estamos. Jugando a no perderlo todo por un paso adelante que quizá a ningún lado nos lleve pero nos hace tenerlo todo. Nos hace disfrutar de la vida. - silencio- Y su salud?. Tengo salud cuando brindo con un amigo, o cuando estornudo y tengo a alguien a mi lado que me lo diga. Cuando llegas a esta edad valoras mucho mas la compañía, tanto así como valoran ustedes el sexo o las novedades materiales. Has de encontrar para ser feliz una compañía que sepa convivir también con tu soledad. Sin soledad llegará un momento en el que dejarás de ser tu mismo. Nosotros ya sabemos bien quienes somos, por eso no nos gusta la soledad. - Pero no le gusta el ruido verdad?. Si alguien te habla bajito, pides que el resto guarde silencio. Para mis oídos toodo habla bajito. Incluso mi propia voz. -silencio- Entonces usted tiene una aventura. -silencio- Perdurar hijo, esa es mi aventura. Haciendo aquellas cosas que dejaste de soñar cuando empezaste a hacerte hombre. Y si no lo logro al menos me daré el lujo de morir habiéndolo intentado.


Adolfo Campos

29.10.10

Sus Ojos Negros

Por las sombras de mi habitación, me acurruqué bajo las frazadas de mi cama. Mamá decía que aquello que sonaba tanto era solamente el viento; que los estruendos eran sólo los pasos de los gatos que caminaban por las calaminas del techo del vecino. Esos gatos a quienes yo acariciaba algunas tardes. Mamá decía que aquellas personas que se movían entre las paredes no estaban ahí, que eran productos de mi imaginación, pero yo sé diferenciar bien lo que es parte de mi imaginación y lo que no, porque ya estoy creciendo, y soy un poco grande. Me gustaría saber por qué se pasean por mi habitación en las noches. Me gustaría saber como ya no verlos más. Tengo miedo.

Al fondo de mi habitación esta sentado él, encima de mi cómoda, con sus ojos negros brillosos, con un resplandor amarillento, como los postes de la calle. Desde aquí, mi cama, esta tan lejos, y no me atrevo a bajarme para traerlo conmigo. Hoy mi mami me dijo que estaría mejor ahí, porque siempre terminaba en el suelo a la mañana. No sé en que momento lo dejaba caer. No sé en que momento me abandonaba.

La rendija que quedaba entre la puerta y la pared no dejaba entrar nada más esa luz que me dejaba ver al menos un poco lo que ocurría aquí dentro, sino que dejaba entrar también el frío. Papá la cerraba al acostarse. Me decía, mejor la cierro hijita, para que duermas calientita, y me besaba en la frente antes de irse. Si yo no me hubiera hecho la dormida, le hubiera podido decir que me pase a Toto.

Cuando miro sus ojos negros, ya nadie camina por mi habitación. Cuando miro sus ojos negros de cerquita al día siguiente no recuerdo como me dormí. Solamente tengo que abrazarlo muy fuerte para no dejarlo caer en la mañana. No quiero que esté sentado tan lejos, en la cómoda. Quiero que este a mi lado porque tengo miedo por las noches. Aunque yo sepa que lo que veo pasar entre pared y pared son sólo sombras. No tengo miedo en la noche cuando estoy con mi Toto, mi oso de peluche. Me lo obsequió mi abuelito. No tengo miedo cuando estoy con Toto, porque ya estoy creciendo.

Para Yomi.

Adolfo Campos

Un café.

Y aparece tu rostro así de pronto, sin alfombras rojas ni nadie que nos presente. Bella. Dijiste algo en tu mente y me hiciste sonreír. Yo no dije nada, y grité que eres tan bella con el paso que no di, con las palabras que se quedaron en mi garganta. Los minutos se rieron de mí mientras te admiraba. Que tonto soy. Con un café me cuentas tu historia y no vi que estabas tan sola.

20.9.10

Es así

No me despejo tanto como el cielo en verano. No me concentro como el que escribe una carta de amor, ni me tensiono como la madre que ve a su niño cruzar la avenida. No extraño como quien espera a quien nunca regresó, y no espero tanto porque mi vida tiene muchas direcciones. No regreso porque cuando vuelvo al mismo lugar ya no soy el mismo. No escribo de día porque al amanecer es cuando todo termina. No lloro, porque se supone que debo hacerlo, y entonces no puedo. No puedo decir siempre que no fue necesario que lo pida. No evito maldecir en casos como éste. No perdono de verdad. No soy tan libre como el ejemplo que no encuentro en mi cabeza, en donde están mis complejos, por eso no soy tan libre. No busco cuando encuentro. No hubiera buscado lo que encontré, ni idea. No amo tanto como digo cuando no lo digo tanto. No pertenezco a ningún lado más que al lugar en donde no estoy. No evito lo malo como el que tiene miedo. No soy tan dulce como cuando un niño te saluda con un beso, ni tan genial como cuando dice gracias. No soy tan fuerte como parezco. No me arrepiento de absolutamente nada y no tengo buena memoria. No me enamoro fácilmente y a veces miento. No soy tan sensible como el que recoge una flor del suelo. No soy tan hombre como para no ser humano. No vivo tan cerca de nada y tampoco evito maldecir en ocasiones como ésta. No me escondo de alguien a menos de que ese alguien se esconda de mí. No viajo para conocer un lugar, sino para estar ahí con alguien. No me enamoro más de dos veces a la vez y no de distintas personas, mucho menos de personas distintas. No doy más de lo que recibo, me es imposible recibir menos. No sé nadar pero floto y muevo bien los brazos. No siempre es que no sé cuando pregunto algo y no sé que más decir de lo que no. No tengo límites cuando siento y si, disfruto esto.

Adolfo Campos

7.9.10

Habla mucho y eso me gusta, aunque no le preste atención... al final siempre sé de que esta hablando. Es el tema versus a su rostro... dulce distracción.

30.5.10

Lo dijo con mis labios.

"Soy tan bueno... que prefiero no hacer nada por ustedes."

"En donde dicen que hay nada, está oscuro. Yo estoy tranquilo. Nada es necesario."

"Luego de una introspección, empecé a hablarme sobre ti. Sobre ti."

................

""Tanto queda por disfrutar... poco menos de lo que hay por destruir. Quedaré todavía luego de que acabe todo. Porque no soy parte aunque estoy. Porque todos caminan demasiado y se preguntan poco. Llegaré pronto, para que se miren desde mis ojos. Me avergüenzan y sonrío. Tranquilidad. Ese miedo no es nuevo.""

31.7.09

Y nos dieron la diez

Solitario empecé a buscar oídos para contar mis viejas historias. Un porqué, un restaurant, un cabaret, una cantina, me iba encontrando mientras caminaba por esa calle llena de ruidos y conversaciones ajenas. La noche sombría, las parejas caminando, todo hacía que me sienta más solo. Cada paso mío me preguntaba a donde iba. Otro bar y otro bar. Todos cerrados. Hasta que uno abierto. Pensé que estaba a tiempo todavía y decidí entrar. Un par de copas no me caerían mal, me dije resignado, y me hice paso entre las mesas mientras escogía un buen lugar. Nadie me miraba. Todos en grupo, y sólo se escuchaban conversaciones inentendibles y voces que intentaban cantar. Me paré junto a la barra y desabotoné un poco mi camisa, el calor era infernal. Entonces me gritaron desde atrás.

- ¡Hombre, permiso, que le estoy hablando a la muchacha!
- Maricón ¿Por qué no te paras y te acercas? A ver si así dejas de guitar como puerca en matadero.- No me atreví a decirle, solo lo pensé, mientras me hacía a un lado en silencio.

Luego, voltié a mirar a la muchacha… Pasmado y mudo con menos gestos que un palo me di cuenta de que un par de copas seria muy poco. Una angelita de corbata michi y minifalda me explicó en ese momento de que estaba hecho el cielo.

- Yo te conozco- Me dijo levantando la mirada, mientras le servía una jarra de cerveza al maricón. ¡Hasta su voz era sensual!
- Al parecer, eres la única que sabe quien soy.
- No estoy muy segura, pero… Si me cantas al oído te pongo un cubata.
- Después de que bailes conmigo me tomaré el cubata.- Le dije sonriendo mientras ella se alejaba.

Desde ese momento no me moví de ahí y ella tampoco. Conversábamos y reíamos de cosas sin sentido. La gente se iba yendo poco a poco, el lugar quedaba vacío. Ella y yo no dejábamos de hablar, para disimular nuestras ganas de comernos vivos. Nos íbamos quedando solos, y yo me seguía enamorando. Ella, tan gloriosa como yo, loco. De pronto, no había nadie más y ya tenían que cerrar.

Íbamos caminando por la calle vacía. Cada paso una caricia; cada farol un beso. Una cantina un cabaret un restaurant un parque y doblando la esquina, un hostal. Los hostales estaban siempre abiertos, y además siempre pensamos que ahí íbamos a llegar.

Caricia tras beso y risa tras palabra en el bramar de nuestros cuerpos se acabó la madrugada… y nos dieron las diez y las once, las doce y la una, las dos y las tres, y desnudos al anochecer, extasiados piel con piel, me bailó bajo la luna.

- ¿Ahora, me cantas al oído? – Me dijo con sus labios en mi cuello y respirando agitada.

La tomé de la cintura y la apreté hacia mí sutilmente.

- No me has traído mi cubata…

Su sonrisa, la recordé llorando al otro verano. Mi infierno fue tal que me ahogó su ausencia en tres copas. Al saber de su lugar incierto en mi desgarro reventé los cristales de ese bar que ahora se llamaba Banco Hispanoamericano. Ni sus piernas, ni su voz, ni sus ojos de gata, ni su forma de tocar. Había en su lugar un guardia municipal que apenas me alcanzó, me reventó la boca. Y escribí en el muro del cuarto, del mismo hostal donde le quite la ropa, “Moriré por no cantarte al oído, y tú por mi cubata”. Y salí cantando como loco a la calle para tallar en eterno este relato.

Adolfo Campos

Inspirado en la canción de Jaoquín Sabina

12.7.09

_______________"La ayuda"

Estoy en una coaster sentado al lado izquierdo, encima de ese maldito bulto de la llanta que no me deja estirar las piernas. Trato de colocar en la mejor posición el rotoso cablecito de mis audífonos de 7 lukas para que se escuche mi heavy metal. Tengo que desconectarme de las voces de esta gente de mierda al menos por esta hora de viaje rutinariamente hostigante. Carajo no se puede! De pronto sube al carro un pata con camisita a rayas y un peinado de esos que te hace tu mamá de niño. Se queda parado al lado de la puerta y nos mira a todos. Su apariencia sólo, ya era interesante, y le tenía una soga a mi mirada. No era un ex convicto, ni un espiritusantiado ex drogadicto. Claro, a esos ni los miro. De igual manera, continué luchando contra mi mp3. No había ningún parado, mas el carro estaba lleno, y con un silencio, por él, y según vi en su cara, brutalmente espectativo. Él, de pie frente a todos, con esa cara que pone uno después de vomitar, contándole a la gente su triste historia. Tenía una hijita “muy linda y es dulce y es juguetona, me ayuda en la casa”, lo dijo con una gran sonrisa paternal, muy tierna y agradable que me hizo sonreír a mí también. Contó que estaba sin trabajo “desde hace tres meses”. Al mismo tiempo que por su “maldita suerte” su hijita de seis años adquiría una terrible fibrosis pulmonar! Era demasiado penoso. Un hombrecillo enrojecido diciendo con la voz resquebrajada y los ojos en lágrimas “mi hijita tiene fibrosis pulmonar y cuando tose vota sangrecita…”. Mostraba en su mano izquierda la receta médica. “Y para mi maldita suerte, señores”, rompe en llanto, “perdónenme por maldecir pero, estoy sin trabajo… no tengo para comprarle sus medicinas… y no quiero que se me muera”, alcancé a entender de su voz llorosa entrecortada. Se me abrió el corazón, después, la memoria.

Logró calmarse un poco y al terminar su relato empezó a suplicarnos “una ayuda, por favor”. Dios nos premiaría por permitirle salvar a su hija, decía. Cosa que a un ateo como yo no le interesa un cobre, pero que si estuve dispuesto a darle unos cuantos de ellos. Caray! De verdad me conmovió! Aun así lo pensé dos veces.

Aun estorbándome el sencillo en mi bolsillo derecho. Le miré sonriente la mano extendida y luego a los ojos. No le di, ni medio.

Te afirmo que no soy un miserable inhumano. Pues en las dos veces que pensé en “la ayuda” me dije:

-¿Se alegrará si le cuento de la actual felicidad de su madre?-vecina mía de la espalda, a la cual aun le faltan todos los adornos de la sala.

-¿O le doy “la ayuda” porque tiene un gran talento histriónico este desgraciado?

Adolfo Campos

31.7.08

15.7.08

Tiempo marchito


Dos flores hermosas eran sus alas, él era un alma joven que ahora se encontraba encerrada en sus manos de cristal, pues ella lo aprisionaba sin intención alguna. Pasaban los días sentidos casi eternos, se explicaba a él mismo lo que sentía con un porqué imaginario, tratando de creerse un sueño, y combinando los deseos con la realidad para sentir menos el tiempo, veía que si todo había llegado a ser así de especial, no tendría por qué retroceder y tratar de buscar algo nuevo, ya simplemente era entregar sus sentimientos para lograr su felicidad, “para lograr tanto, algo tan sencillo como eso”. Se sentaba a pensar y aunque teniéndola al lado, sin mirarla, no se sacaba de la mente su sonrisa, su mirada pasiva que siempre parecía esperar una respuesta que le explique las palabras que debía usar para decir lo que sentía, luego de oírlas una expresión eterna que se preguntaba en ellos dos ¿como es posible hacer sentir así a alguien?,y cosas como esas para entonces quería llevar consigo, pues abrir los ojos y estando tan sensible, la probabilidad de chocar con la frialdad incierta del momento, fácilmente lo mataría.

Siempre imaginando con su esperanza infinita, se explicaba:

“Ella no ve con mis ojos,
no vive completamente lo que yo,
no siente con mi cuerpo y no piensa con mi mente…
pero con su mirada,
con la vida que me entrega
o el simple hecho de estar presente,
me demuestra demasiado,
y de lo que sucede ahora,
solo sabré completamente
cuando haya terminado,
por el momento,
dejare que se apoye en mi hombro y esperaré…”

Entusiasta a lo que pudo suceder:

“cada detalle es importante, significa algo y sea cual sea lo recibiría sabiendo que el tiempo pasa, es dueño de todo y todo lo puede cambiar.”

No obstante el tiempo pasaba y ejercía su poder sobre él. Ensimismado miraba alrededor tratando de encontrarse, y no hacía más que pensar en ella y encerrarse más en su ausencia.
Seguían esos días, él queriendo liberarse y a la vez sabiendo que no debía, pues de ser así las manos de cristal caerían en pedazos, ella quedaría lastimada y sin poder tocarlo nunca más. Su piel sin sus caricias lo condenaría a una compañía distante y fría, por nada en el mundo lo quería así, la miró a los ojos nuevamente y sintió su fragilidad, sufriendo la ironía que le mostraba su fuerza atada a la fragilidad de ella, no le quedaba más que esperar.

Sin darse cuenta que el tiempo se le iba acabando, ya que las flores hermosas así encerradas marchitarían pronto, y entonces él no podría volar jamás. Lamentando el fracaso y cuestionándose un posible error cometido, optó al fin por dejar de sentir sus sueños. Decidió así perder sus alas y quedar encerrado hasta que ella decida liberarlo.

Tras temas sin importancia en conversaciones silenciosas, miradas incompletas, caricias interrumpidas que lograron soportar, atenuaron así el padecer del paso del tiempo sin respuestas importantes.

Pasó largo tiempo y ya libre tan sólo caminaba, caminaba pesado cargando sus dos alas marchitas. Lejos ya de él la facilidad de volar entre sus sentimientos y tomar de ellos una respuesta exacta para una explicación sin palabras.

La desilusión fue en ella, pues ya no veía en él, el alma libre que podía volar esplendorosa. Él llevaba en la espalda el recuerdo de un tiempo mejor, el silencio y las preguntas ajenas a su actual condición, a las que ya no servía de nada responder.
Le dio a ver la vida que era verdad aquello que escuchó:

“Es un vicio navegar por lo sueños perfectos, me lo dijeron varios barcos naufragados.”

Y así fue como empezó a navegar sometiéndose a un rescate incógnito calado por el reflejo de la suerte que él ponía en los demás. Cansado de esperar una novedad, se decía nuevamente “el tiempo es dueño de todo, y todo lo puede cambiar”, pero ¿seguía pasando el tiempo sobre él? Se veía inmóvil en medio de la nada.

Los pétalos marchitos fueron cayendo y el peso poco a poco disminuyó. Entonces ahora los dos caminaban igual, pero se perdieron del viaje que les ofrecía sus alas y el poder volar con la fuerza de su amor.

Internándose en su memoria y observando sus condiciones rescató una conclusión:

“Las alas cortadas brotan de nuevo si el amor es verdadero, pero queda el recuerdo de un tiempo mejor”.


Adolfo Campos

12.7.08

Tú mi desierto


Amanecí en pleno desierto, no sé cómo llegué hasta aquí, recostado entre pequeñas dunas, entre las sombras placenteras de su silueta. Su sol abrasador nos quema la piel, y a la vez siento este frío desértico tan conflictivo y aturdidor, mis explicaciones me confunden más y me alejo. De pronto, veo un pequeño paraíso en medio de tanta desolación, veo su mano que me busca en el espacio vacío, en el espacio de mi ausencia. Me aproximo hacia ella y muy suavemente dibujo nuevas sombras sobre su piel. Mis sensaciones por su textura sólo se atenúan por el aletargo que me da la vista de éste paraíso. No me explico todavía cómo llegué hasta aquí. No hay respuesta lógica. Es muy fácil perderse en el desierto. ¿Cuánto tardaré aquí? ¿Cuánto durará esto? No existe salida que mis sentidos quieran asimilar. El viento que extiende el aroma húmedo de sus labios me aprisiona encerrándome en un espejismo casi eterno. Espejismo. Me acerco apenas y empiezo a sentir nuevamente el dolor de aquellas mordeduras de serpientes escondidas bajo la arena. Recuerdos. Me alejo otra vez, y otra vez olvido que existen sólo círculos para los pasos en el desierto, y que volveré a encontrarme con aquellas sombras que dibujan las ardientes dunas de su piel. Más sombras agregadas por mí, como animales sin rumbo que caminan por instinto. No hay salida.

- ¿que haces ahí parado?-me dice con voz de ternura infantil, que me desquebraja el pecho y me ofende a la vez.

- mmm…pensando un poco.- (te odio) mirándola fijamente-
- ¿Y en qué?

- En ti.

- Me tienes aquí desnuda esperando tu abrigo... ¿y piensas?...deja de pensar por ahora y déjate llevar…siente.

- ¿Siento?...siento frío-(eres un espejismo, cuando esté a punto de tocarte y piense que en realidad he llegado a ti…nada más desapareces. Llevas serpientes bajo la arena y ese veneno que se esconde bajo las sombras de tu silueta, no volveré a tocarte)-mejor me voy.

Ella se pone de pie…y se descubre ante mis ojos.

Mas círculos en el desierto…No hay salida.


Adolfo Campos