29.10.10

Sus Ojos Negros

Por las sombras de mi habitación, me acurruqué bajo las frazadas de mi cama. Mamá decía que aquello que sonaba tanto era solamente el viento; que los estruendos eran sólo los pasos de los gatos que caminaban por las calaminas del techo del vecino. Esos gatos a quienes yo acariciaba algunas tardes. Mamá decía que aquellas personas que se movían entre las paredes no estaban ahí, que eran productos de mi imaginación, pero yo sé diferenciar bien lo que es parte de mi imaginación y lo que no, porque ya estoy creciendo, y soy un poco grande. Me gustaría saber por qué se pasean por mi habitación en las noches. Me gustaría saber como ya no verlos más. Tengo miedo.

Al fondo de mi habitación esta sentado él, encima de mi cómoda, con sus ojos negros brillosos, con un resplandor amarillento, como los postes de la calle. Desde aquí, mi cama, esta tan lejos, y no me atrevo a bajarme para traerlo conmigo. Hoy mi mami me dijo que estaría mejor ahí, porque siempre terminaba en el suelo a la mañana. No sé en que momento lo dejaba caer. No sé en que momento me abandonaba.

La rendija que quedaba entre la puerta y la pared no dejaba entrar nada más esa luz que me dejaba ver al menos un poco lo que ocurría aquí dentro, sino que dejaba entrar también el frío. Papá la cerraba al acostarse. Me decía, mejor la cierro hijita, para que duermas calientita, y me besaba en la frente antes de irse. Si yo no me hubiera hecho la dormida, le hubiera podido decir que me pase a Toto.

Cuando miro sus ojos negros, ya nadie camina por mi habitación. Cuando miro sus ojos negros de cerquita al día siguiente no recuerdo como me dormí. Solamente tengo que abrazarlo muy fuerte para no dejarlo caer en la mañana. No quiero que esté sentado tan lejos, en la cómoda. Quiero que este a mi lado porque tengo miedo por las noches. Aunque yo sepa que lo que veo pasar entre pared y pared son sólo sombras. No tengo miedo en la noche cuando estoy con mi Toto, mi oso de peluche. Me lo obsequió mi abuelito. No tengo miedo cuando estoy con Toto, porque ya estoy creciendo.

Para Yomi.

Adolfo Campos

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